Cada persona – en cada país del mundo – debe tener la oportunidad de vivir una vida larga y saludable. Sin embargo, los entornos en los que vivimos pueden favorecer la salud o ser perjudiciales para ella. Los entornos influyen en gran medida en nuestro comportamiento, en nuestra exposición a los riesgos para la salud (por ejemplo, la contaminación atmosférica, la violencia), en nuestro acceso a una asistencia sanitaria y social de calidad y en las oportunidades que ofrece el envejecimiento.

Envejecer Saludablemente se trata de crear los ambientes y oportunidades que permitan a las personas ser y hacer lo que valoran a lo largo de sus vidas. Todo el mundo puede experimentar el Envejecimiento Saludable. Estar libre de enfermedades o dolencias no es un requisito para un Envejecimiento Saludable ya que muchos adultos mayores tienen una o más condiciones de salud que, cuando están bien controladas, tienen poca influencia en su bienestar.

Envejecimiento saludable y capacidad funcional

La Oorganización Mundial de la Salud define el Envejecimiento Saludable «como el proceso de desarrollo y mantenimiento de la capacidad funcional que permite el bienestar en la vejez». La habilidad funcional se trata de tener las capacidades que permiten a todas las personas ser y hacer lo que tienen razón para valorar. Esto incluye la capacidad de una persona para:

– satisfacer sus necesidades básicas;

– para aprender, crecer y tomar decisiones;

– para ser móvil;

– para construir y mantener relaciones; y

– para contribuir a la sociedad.

La capacidad funcional se compone de la capacidad intrínseca del individuo, de las características ambientales relevantes y de la interacción entre ellas.

La capacidad intrínseca comprende todas las capacidades mentales y físicas a las que una persona puede recurrir e incluye su capacidad para caminar, pensar, ver, oír y recordar. El nivel de capacidad intrínseca está influenciado por una serie de factores como la presencia de enfermedades, lesiones y cambios relacionados con la edad.

Los entornos incluyen el hogar, la comunidad y la sociedad en general, y todos los factores dentro de ellos, como el entorno construido, las personas y sus relaciones, las actitudes y los valores, las políticas sanitarias y sociales, los sistemas que las apoyan y los servicios que implementan. Ser capaz de vivir en ambientes que apoyen y mantengan su capacidad intrínseca y funcional es clave para un Envejecimiento Saludable.

Consideraciones clave de un envejecimiento saludable

Diversidad: No hay una persona mayor típica. Unos 80 años de edad tienen niveles de capacidad física y mental que se comparan favorablemente con los de 30 años de edad. Otras personas de la misma edad pueden requerir cuidados y apoyo extensos para realizar actividades básicas como vestirse y comer. Las políticas deben ser formuladas para mejorar la capacidad funcional de todas las personas mayores, ya sean robustas, dependientes de cuidados o intermedias.

Desigualdad: Una gran proporción (aproximadamente el 75%) de la diversidad en capacidad y circunstancias observada en la tercera edad es el resultado del impacto acumulativo de las ventajas y desventajas en la vida de las personas. Es importante destacar que las relaciones que tenemos con nuestro entorno están determinadas por factores como la familia en la que nacimos, nuestro sexo, nuestro origen étnico, nuestro nivel de educación y nuestros recursos financieros.

Envejecimiento saludable y envejecimiento activo

El envejecimiento saludable es el tema central de la labor de la OMS sobre el envejecimiento entre 2015 y 2030. El envejecimiento saludable reemplaza al anterior envejecimiento activo de la Organización Mundial de la Salud: un marco de políticas desarrollado en 2002. El Envejecimiento Saludable, como el Envejecimiento Activo, enfatiza la necesidad de actuar en múltiples sectores y permitir que las personas mayores sigan siendo un recurso para sus familias, comunidades y economías.